Ahora sé que esto sería vida y no sueño, o minutos al menos. Digamos que son “ratitos” (y así no nos equivocamos).
En esos ratitos míos, tu barba me acaricia, las sonrisas siguen y las palabras se escuchan divertidas, interesantes, complementarias… risueñas, serias, tentadoras, mutuas, amigables y sensatas… hasta dulces.
Los silencios apasionados; son más apasionados que silenciosos.
Tú y yo, vivimos por ratitos para encontrarnos, compartirnos y recordarnos. Los recuerdos son muchos hoy, tantos que a veces se me olvidan.
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