Uno siempre espera cosas, y más de aquellos a quién uno quiere. Supongo que es un error. No sé si el error sea en general esperar, o esperar de ellos, ¿será que uno espera de los otros lo que uno haría, diría, vería, sentiría por ellos en su lugar?
Supongo que no se puede esperar, medir, reclamar, valorar al otro como se hace a uno mismo, (a final de cuentas a uno mismo, lo reconozcamos o no, siempre se le mide con un estándar alto, siempre la crítica es fuerte, siempre exigente, intolerante incluso) simplemente porque el otro, no es uno mismo, no ve con nuestros ojos, no siente con nuestro corazón, no vive con nuestra experiencia, no busca con nuestra ilusión.
El hecho es que yo sé en mi cabeza que no debo esperar. No debo esperar de ti, de él, de todos, de algunos de ellos... ¡De nadie!
Si no espero, lo que sea que llegue será bueno, ¿o no?, pero, ¿Cómo es que puede no esperarse?
Yo espero que Karla me llame, que Sandra me escriba, que Diego me recuerde, que Fer me busque, que Paco me quiera, que Claudia me apapache, que uno que otro me sueñe, que alguien mas me necesite, que exista quien me admire, quien me ilusione, quien me contemple, quien me ría, quien se ría, quien me lea.
La verdad es que se que casi siempre espero de todos, lo que espero de mí, y los compadezco, porque de mí espero ... ¡Tanto! Pero de verdad tanto, que tal vez nunca se llegue al tope, ¡Uff! La verdad es que la que me da pena soy yo.
Y sé que no he de esperar, he de recibir lo que venga, sonreír y agradecer. De todo corazón, a cada quien, gracias. Por que sé que aún cuando no me piensen, o me sueñen, o me extrañen, ni me olviden, o me toquen, o me sientan como yo, igual lo hacen de algún modo, o como sea lo hacen en mí (y de esto último sí estoy segura).
Le dejo un beso a cada uno y estoy segura que los sentiré y me los topare pronto, seguramente, cuando no lo espere.
O.K. Tal vez no se deba esperar nada, pero sí se debe soñar todo. ¿Eso sí será correcto? ¡No tengo idea! Seguramente todo es un regalo, y simplemente los regalos no se pueden esperar, sólo recibir, y entregar.
No se pierdan tanto que les extraño, no en un sentido, en dos, en lo que yo siento de ida para ustedes y lo que siento de regreso de ustedes a mi, porque hay que vivir en dos sentidos, en el ir y venir. En las palabras que son escritas y leídas, las canciones cantadas y escuchadas, los golpes recibidos y curados, las lagrimas lloradas y secadas, las sonrisas dibujadas y encontradas, los sentimientos sentidos y sentidos de nuevo, por los dos, por todos, por cada uno, en ida y vuelta.
Hoy como siempre, aquí estoy soñando, sintiendo y viviendo tanto, que ya algún día, cuando nos encontremos, les contaré sabiendo que siempre estuvieron en mí.
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